El Viernes17 de julio de 2015 será
recordado por mí como uno de esos días mágicos que existen en la vida de todas
las personas. Ese día, mis amigos, compañeros y terapeutas del centro Lescer
construimos de un Domingo cualquiera, un Día de verano perfecto:
Acto primero,
Conseguimos organizarnos para enfundarnos
nuestros trajes de baño y unos favorecedores pantalones de neopreno, así ataviados nos acercamos a la
piscina del Centro. Neoprenos para aprovechar nuestros recién esculpidos
cuerpos, eludir el frío y como prueba de superación personal , conseguir ponérselos con una
mínima asistencia y con nuestras espasticidades y limitaciones nos llena de
orgullo y satisfacción y en cuanto a nuestro porte sólo os puedo decir que
inmediatamente fui apodado como el Johnny Weissmüller de
la Lescer. Ahí queda.
Acto segundo: natación sincronizada.
Rápidamente aprendimos y ejecutamos un
primoroso número de natación sincronizada. Extensión de piernas golpeos en el
agua, giros, y gráciles contoneos acuáticos sucedían con ritmo y coordinación
Acto tercero: creatividad desacerbada.
Tal era nuestro estado de euforia que
rápidamente nos vinimos arriba y surgieron espontáneamente rimas y cantitos que
para sí quisieran más de una organización política y social: “hito, hito, hito,
queremos un mojito”¡¡¡ e “ina, ina, ina Cristina a la piscina”, se convirtieron
en lemas coreados con pasión
Acto Quinto:
Vimos y comentamos juntos la
película 13 apellidos Vascos.
Principal aprendizaje: no hay nada más
sano que reír con los defectos y limitaciones propias. En nuestro caso y situación
lo sabemos muy bien.
Acto eterno:
Me gustaría trasmitiros la emoción y
felicidad que emanaban de los rostros de Manuel, María, Ana…y el resto de
participantes-bañistas. Perdurarán en mi memoria por mucho tiempo.
Tampoco se borrarán las muestras de
cariño, apoyo, buen hacer, paciencia y
profesionalidad de los fisios, terapeutas y toda la organización del
Centro Lescer. Gracias por un día de verano perfecto. Gracias por todo.