Es bueno hacer
planes.
No sólo porque es un buen antídoto contra el
adocenamiento sino porque también es un buen ejercicio para practicar la
fijación de objetivos, estructurar fases a seguir y, una vez señalado el foco, para anticipar posibles
inconvenientes y buscar soluciones. Siempre las hay . Sólo hay que buscar.
Un ejemplo: Ahora
Estoy inmerso en la planificación de un viaje a Nueva York para el próximo
julio. Tengo ilusión. Quiero acudir a la boda de mi sobrino y pasar unos días
allí en enseñando a mis hijos a disfrutar de “la gran manzana”.
Aún recuerdo mi
primera visita allí hace ya muchos años y lo que me sorprendió el
descubrimiento de rincones, calles, peculiaridades y vida sin tregua.
Me asaltan dudas claro:
¿cómo será el viaje? Va a ser Mi primer vuelo
trasatlántico desde que sufrí el ictus
¿cómo me
desenvolveré allí?
¿será capaz mi
cerebro de recuperar la antigua soltura con el inglés?.
Respecto a lo primero ya he practicado en
algún vuelo nacional y sé que puedo usar el baño del avión con relativa
soltura.
Respecto a lo
segundo intuyo que mi inglés esta ahí, esperando salir y que las neuronas
encontrarán su camino. Por lo demás intuyo que las facilidades para personas
con movilidad reducida son muchas en los Estados Unidos y que todo será una cuestión
de paciencia, actitud y buena disposición por mi parte.
Si se quiere ,se
puede y la planificación está consiguiendo que disfrute del viaje desde hoy
mismo.
No dejéis de
hacer planes y de buscar soluciones y, con el objetivo definido, caminar hacia
él con una sonrisa.
En el camino
está la recompensa y una vez conseguido estaréis preparados para nuevos retos.