Es
indudable que hay que ser agradecido, es la característica que debe unirse
a la dependencia,. Nosotros, grandes Dependientes,
viajamos siempre de prestado. Nuestra vida es prestada, siquiera nos pertenece.
Nos la concedieron por un milagro
y es obvio que no podemos hacer casi nada por nosotros mismos, esa es la magia,
esa es la condena y ese es el reto: Viajar con un equipaje no elegido,
pero viajar, y en cada curva, cada recodo, parar exhaustos a mirar a izquierda
y a derecha, observando como asciende hacia el cielo nuestra linterna KhomLoy que habrá sido quizá soltada por
unas manos amigas y generosas con
nuestros mensajes y deseos escritos en ella iluminando nuestro camino. Estamos representados
a la perfección en ese rito ancestral. Siempre merced del viento, siempre
confiando en los demás ¿cómo no ser agradecidos? Agradecidos y humildes,
cualquier pequeño embate nos
derrota. No somos más que ligero papel
pugnando por subir, henchido de deseos henchido
de efímera energía en ella
e intentar ser uno mismo. Siempre habrá algo donde agarrarse, y algo que agrade.
No somos nada, menos que nada. ¿Cómo no
ser generosos con aquellas manos?
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