Me han
pedido que escriba sobre algunas de las secuelas emocionales que aparecen
después de sufrir un ictus. Ahora, que ha pasado ya el tiempo suficiente desde
que me golpeó el accidente cerebro vascular, puedo hacer esta reflexión desde la distancia desde la distancia
y con emoción controlada. Ahora ya empiezo a observar esperanzadores resultados
en esas otras secuelas, las físicas, que me han tenido ocupado y trabajando
duramente desde hace tiempo. Ahora puedo escribir sobre ello sin que al hacerlo
se enturbie mi ánimo y me descentre del
arduo camino que aún queda por delante. Esto es una larga carrera de fondo,
pero ahora hay una meta, eso es lo importante.
Espero que
mi experiencia sirva a otros para entender lo que les pueda estar pasando y les
ayude a mejorar su flotabilidad. No nos ahogaremos. Se puede.
Vamos a
ello.
Cuando sales
del coma tras un ictus, lo primero que sientes es una profunda soledad. Crees
que todo y todos te han abandonado, eres muy vulnerable. La vulnerabilidad es
la espasticidad del cerebro y tú la tienes. Recuerdo que yo no soportaba
quedarme solo en la habitación, llamaba a cualquiera para que vinieran a verme
y estar tumbado solo en el planoo en la cama era una tortura. Agradecía enormemente las
palabras de cualquier fisio o auxiliar que se acercara a mi diciéndome:
“Guille, cómo vas?” Si me sonreían ya era
una fiesta. Susana, Carmen, helena,Julia, Amparo, hicisteis soportable ese periodo
para mí. Gracias.
Más tarde la
vulnerabilidad se agrava con la impotencia: no puedes hacer muchas cosas. Hay
que empezardesde cero.cada pequeño logro es un gran triunfo y una granmotivación para
empezar el siguiente reto.
Recuerdo
cuando me enseñaron por primera vez a comer un yogur con una sola mano. No es fácil,
pero para todo hay truco: consiste en sujetar el yogur dentro de un vaso ancho,
así los bordes y el peso de éste impiden que se vuelque cuando tú introduces la
cuchara. Cuando por fin lo hice, me sentí mucho más cerca de la recuperación. A
partir de ahí, con ayuda de las terapeutas ocupacionales fuimos consiguiendo
más y más hitos: abrochar y desabrochar botones con una sola mano. Dios mío! no
sé cuantos pude desabrochar y desabrochar. He de reconocer, que me motivaba
pensando en sujetadores femeninos, licencias de discapacitado que uno se puede
permitir. En todo momento el futuro te parece muy complicado, eres una hormiga
en un mundo de gigantes. No tienes buen humor pero superando pequeños retos
todo cambia a cada paso que das. En este punto es importante escuchar y hablar
con otros enfermos, obsérvarles. Sus avances también serán tus avances, tú no
eres el único luchando. Nuevamente no estás solo. Recuerdo a Gemma, ella empezaba a andar cuando yo recién comenzaba a acudir al gimnasio, verla me motivaba, Recuerdo a Albino, entrañable gallego, juntos hicimos camino, juntos renacimos.
en próximos
posts seguiré por este recorrido emocional. Gracias por estar ahí
Hola Guillermo por primera vez entro y leo tu blog con mucho interés en lo que a mí respecta y estoy animando a Pepe a que también lo haga...reconozco en el mismo muchas vivencias pasadas...me río y me emociono al mismo tiempo... Pepe también empezó a escribir para él, pero nunca lo publicó. Te felicito... Seguiré leyendo. Un abrazo fuerte desde Palma Marita
ResponderEliminar